jueves, 12 de febrero de 2015

KUELAP

La ciudadela fortificada, corresponde al principal conjunto arquitectónico de la Cultura Chachapoyas, se levanta estratégica mente sobre una cresta de montaña de la margen izquierda del valle del Utcubamba a 3,030 metros sobre el nivel del mar.

Kuelap supera toda expectativa por su gigantesca escala constructiva con murallas que llegan hasta 20 metros de altura formando plataformas que albergan estructuras circulares entre casas y templos, el interior de la ciudadela luce parcialmente cubierto de árboles cargados de bromelias, orquídeas, helechos, musgos, hongos y líquenes.

Ubicación: Su capital fue la ciudadela de Kuelap (Amazonas), dominaron la selva norte entre los años 900 d.C. y 1470 d.C.

Una de las culturas más enigmáticas del Amazonas precolombino es la Chachapoyas, una deformación fonética del nombre original de la misma, Sachapuyas, que significa “Los Hombres de la Niebla" ó "Los Habitantes de las Nubes".








Jamás descendían de las alturas pues tenían la creencia de que abajo habitaban los descendientes de los demonios del inframundo, capaces de robarles el espíritu, y rendían
un extraño culto a la muerte y a perdurar más allá de ella a través de la momificación.

La impresionante fortaleza de Kuelap, la ciudad de la niebla, se encuentra a más de tres mil metros de altura en un lugar casi inexpugnable, lleno de traicionaeros y peligrosísimos precipicios y senderos de lodo.

Una muralla de piedra de más de 20 metros de altura para cuya construcción se necesitó más del triple de piedras que para levantar la Gran Pirámide de Keops, rodean el enclave y el acceso se logra a través de dos muros enfrentados de unos tres metros de ancho que van estrechándose hasta poco menos de medio metro.


Kuelap, la ciudadela fortificada, corresponde al principal conjunto arquitectónico de la Cultura Chachapoyas, se levanta estratégica mente sobre una cresta de montaña de la margen izquierda del valle del Utcubamba a 3,030 metros sobre el nivel del mar.

Kuelap supera toda expectativa por su gigantesca escala constructiva con murallas que llegan hasta 20 metros de altura formando plataformas que albergan estructuras circulares entre casas y templos, el interior de la ciudadela luce parcialmente cubierto de árboles cargados de bromelias, orquídeas, helechos, musgos, hongos y líquenes.

Ubicación: Su capital fue la ciudadela de Kuelap (Amazonas), dominaron la selva norte entre los años 900 d.C. y 1470 d.C.
Una de las culturas más enigmáticas del Amazonas precolombino es la Chachapoyas, una deformación fonética del nombre original de la misma, Sachapuyas, que significa "Los Hombres de la Niebla" ó "Los Habitantes de las Nubes".

Jamás descendían de las alturas pues tenían la creencia de que abajo habitaban los descendientes de los demonios del inframundo, capaces de robarles el espíritu, y rendían un extraño culto a la muerte y a perdurar más allá de ella a través de la momificación.

La impresionante fortaleza de Kuelap, la ciudad de la niebla, se encuentra a más de tres mil metros de altura en un lugar casi inexpugnable, lleno de traicionaeros y peligrosísimos precipicios y senderos de lodo.

Una muralla de piedra de más de 20 metros de altura para cuya construcción se necesitó más del triple de piedras que para levantar la Gran Pirámide de Keops, rodean el enclave y el acceso se logra a través de dos muros enfrentados de unos tres metros de ancho que van estrechándose hasta poco menos de medio metro.




En su interior una cuatrocientas casas y edificaciones ceremoniales en envidiable estado de conservación están cubiertas por vegetación.
Una vez más acude a la mente ortodoxa el enigma de cómo se logró levantar allí semejante construcción, sin conocimiento de la rueda y la polea, y para defenderse de qué o de quién.

La magnitud de cualquier construcción defensiva revela siempre proporcionalmente             el poder del enemigo que se espera, que en este caso, parecía ser enorme, aunque los historiadores no pueden explicar de quién o qué pudo tratarse, al no existir ningún indicio histórico que demuestre la existencia de un poderoso antagonista, ni restos arqueológicos que evidencien grandes batallas, ni siquiera una tradición oral que refiera a grandes enemigos de esta cultura.



























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